lunes, 19 de junio de 2017

El fusilamiento de Maximiliano

El fusilamiento de Maximiliano
Wenceslao Vargas Márquez

Hace justamente 150 años, el 19 de junio de 1867, al amanecer, fue fusilado el emperador Maximiliano de Habsburgo. Concluía así el experimento político que significó el segundo imperio mexicano.

Para que este imperio tuviese lugar debieron conjuntarse varios factores: en Francia, el emperador Napoleón III, deseaba extender dominios e influencia en el mundo. En Europa los exiliados mexicanos derrotados en la guerra de reforma (1858-60) no cejaban en su insistencia de relevar a la república como forma de gobierno. En México los conservadores esperaban otra oportunidad. En los Estados Unidos la interna guerra civil (1861-65) distraía la atención del cancerbero continental. Sobre una castillo, Miramar, que mira hacia el Adriático, Maximiliano y Carlota (más ella que él) suspiraban por una corona imperial.

A fines de 1861 se acercaron a Maximiliano las primeras ofertas de dirigir México. En diciembre de 1861 y enero de 1862 Francia, España e Inglaterra invadieron México. Tomaron la capital más de un año después en junio de 1863. En octubre se le ofreció formalmente la corona y la aceptó en abril de 1864. Llegó a México en junio.

Con frecuencia se ignora que Maximiliano pidió, para aceptar el trono, que se le demostrara la voluntad nacional mediante un plebiscito basado en votaciones. En las votaciones, como era frecuente entonces (no sé ahora), ganó la voluntad de quien las convocó. Se le entregaron las actas y el archiduque quiso creer (Carlota tras él) que efectivamente esas actas eran la voluntad nacional.

Lo que nuestros abuelos buscaban con la modalidad imperial de gobierno era terminar con la modalidad republicana que era entonces (no sé ahora) un fuente interminable de peculado, robo, secuestro, latrocinio, abigeato y acumulación de la riqueza nacional en los deciles que consienten y subsidian la economía y las políticas públicas.

El país se había hecho independiente, gracias a Iturbide, en 1821. Para 1861 se había probado como gobierno un emperador autóctono que fue el propio Iturbide. Se había probado triunviratos, se había probado la república central en 1836-46. La república federal no había tenido punto de reposo desde Victoria en 1824 hasta Juárez en 1864. Se había sufrido una dictadura en Santa Anna y sus once presidencias. ¿Qué más hacer para lograr la estabilidad? Entre los notables que buscaron un emperador en el extranjero como solución hubo gente de bien que buscó sinceramente en un imperio de base extranjera una mejora para el país luego de cuarenta años de inestabilidad política.

No contaron con la férrea persistencia del hombre que logró nuestra nacionalidad y que fundó el Estado nacional en que vivimos. A nuestro juicio, Juárez dio los trazos básicos de la arquitectura de la república y Calles la perfeccionó sobre el cadáver de Obregón.

Si en los momentos de desfallecimiento tras Maximiliano estaba Carlota, en los momentos de las más graves dificultades y de las más severas decisiones, tras Juárez estaba el inteligente e inflexible cerebro de Sebastián Lerdo de Tejada. Cada protagonista de la intervención francesa escribió su libro: el auxiliar Pradillo, el secretario Blasio, el artillero imperial Ramírez de Arellano (isagoge de nuestro admirado Felipe Ángeles), los esposos Salm-Salm (cada quien su libro), Iglesias, el supuesto traidor Miguel López, el médico imperial Basch, el militar Hans, y un etcétera muy largo. Eran personas inteligentes. Ahora, como no tenemos más, al Facebook subimos fotos o memes en vez de ideas.


Juárez, lágrimas en los ojos: Salm-Salm. 
Pues bien, la princesa Agnes de Salm-Salm, que detestaba a Juárez por cualquier cosa que se le ocurra al lector, escribió en su libro (Ten years of my life, p. 223) cómo le suplicó a Juárez de rodillas por la vida del emperador y cómo Juárez se negó. Estando ella de rodillas notó algo: I saw the president was moved; he as well as Mr. Iglesia had tears in her eyes. Detrás de ellos, severo, estaba el xalapeño Lerdo de Tejada, el severo vigilante de la ortodoxia. Tengo para mí una remota posibilidad: si hubiese sido la sola decisión de Juárez, el emperador caído quizá hubiese salvado la vida.  Como vemos en la versión inglesa de Salm-Salm, Juárez, con lágrimas en los ojos, mantuvo la firmeza del decreto de la pena de muerte contra Maximiliano, Miramón y Mejía. Parece que fue presión de Lerdo.

La historiografía nacional no rescata que yo sepa, en ningún momento, a un Juárez anímicamente contrariado por el fusilamiento. Nuestro Juárez oficial es, por definición, impasible. Pero ya vemos que no es así. Fue un hombre excepcional, quizá la figura más grande de nuestra historia, pero hombre al fin, capaz de emocionarse hasta las lágrimas.  

¿Qué buscaban nuestros tatarabuelos en la modalidad imperial que acabó hace 150 años con el fusilamiento? Un ejecutivo fuerte que pusiera orden sin el contrapeso legislativo “que estorba”. Podemos repudiar la intervención pero esas características son las que han buscado siempre nuestros gobernantes. Para poner orden ellos buscaron en su momento las manos fuertes de Santa Anna, de Juárez y sus quince años ininterrumpidos de gobierno, buscaron a Díaz y sus 32 años de pax, y buscaron en el siglo XX al partido que cada sexenio nos da un Maximiliano desechable.    

Murió el imperio al nacer. La guerra civil norteamericana acabó en 1865 y fue una de las principales razones de la derrota imperial en México pues Washington empezó a presionar a París porque no quería imperios en su patio trasero. En Francia Napoleón III tuvo problemas bélicos en su propio patio trasero y llamó a sus soldados. Maximiliano, de quien no hay evidencias de que haya sido masón, ya sin ejército y sin su esposa, colapsó y fue fusilado hace 150 años.

Es fama, pero no he encontrado la fuente y la considero una anécdota, que al ir al paredón del cerro de Las Campanas el inteligente y leal militar imperial que fue Miguel Miramón le dijo al archiduque: “Voy a morir fusilado porque no le hice caso a mi mujer”. Se sabe que Maximiliano contestó: “Yo voy a ser fusilado porque le hice caso a la mía”.

lunes, 12 de junio de 2017

Federico Gamboa y el ocultismo

Federico Gamboa y el ocultismo
Wenceslao Vargas Márquez

A quienes nos gusta el cine nos debe gustar la historia del cine. La historia del cine sonoro en México pasa por una piedra miliar que es la sonorización de la película Santa

La película Santa, de 1931, está basada en la novela homónima del diplomático porfirista Federico Gamboa y la actuó la oaxaqueña Lupita Tovar, muerta en noviembre de 2016, más que centenaria, a los 106 años de edad. Un cable de Notimex de los primeros días de junio de 2017 avisa que la casa de Lupita Tovar está a la venta en la suma de once millones de dólares. 

Santa, edición de 1927. Foto elem.mx
Pero esta referencia cinematográfica sirve sólo como la manera fácil para ubicar al lector en la personalidad del escritor Federico Gamboa. Gamboa escribió varias novelas, la más famosa y exitosa fue SantaFue diplomático, embajador, cónsul, subsecretario de Relaciones, encargado del despacho con Porfirio Díaz y titular con el masón Victoriano Huerta. Gamboa era católico practicante. Fue candidato presidencial, abanderado del Partido Católico en 1913.

Lo que deseamos rescatar hoy es la inclinación de Federico Gamboa por el ocultismo. Nos parece interesante rescatar, con evidencias documentales históricas, la participación de nuestros gobernantes en estas actividades y, algo más difícil, investigar de qué forma su inclinación por la masonería, el ocultismo o el espiritismo influyó en su actividad pública. 

Por ejemplo, a nosotros nos parece incontestable el que el masón Francisco I. Madero se lanzó a la revolución por un mandato espiritista y por ninguna otra consideración. El tema lo hemos tocado en otras oportunidades.
Película Santa, 1931.
Estamos en México en 1903. Gamboa trabajaba en la embajada de México en Estados Unidos. El 18 de agosto El Correo Español anunciaba una conferencia de un tal llamado conde de Sarak en la Sociedad de Geografía y estadística. 

Sarak se presentaba como fundador de la Academia de Ciencia Orientales de Washington e instaló sus oficinas en Paseo de la Reforma No. 21, en la ciudad de México. El Diario del Hogar, de Filomeno Mata, abundaba que el presidente Porfirio Díaz estaría presente. 

El 19 de agosto The Mexican Herald, publicado en inglés en la capital narraba la sesión en la que efectivamente estuvo el presidente Díaz participando activamente en la sesión. ¿Creía el presidente firmemente en Sarak?

El 20 de agosto narró la ceremonia El Correo español. Sarak escribió en un lienzo unas palabras que el presidente Porfirio Díaz había escrito en otro y en ausencia de Sarak. El mensaje recuperado decía: “Nuestro saber no es más que recordar”.   

El 23 de agosto el diario El Popular avisaba que para la primera quincena de septiembre habría otra conferencia. Dice el diario que la conferencia estará presidida, como la anterior, por el presidente Porfirio Díaz en un salón más grande que el de la Sociedad de Geografía y Estadística. 

El 28 de noviembre el diario La Patria denunciaba a Sarak como un impostor que no era el Inspector Tibetano que decía. El 24 de agosto El Correo español apuntaba el gran interés por Sarak y decía que había ya un público dispuesto a tomar sus cursos y a fundar un círculo de estudios síquicos.

La Patria, 17-XII-1903, tachando a Sarak de timador.
La Patria, dirigido por Irineo Paz (abuelo de nuestro Nobel Octavio), decía el 17 de diciembre que Alberto de Sarak era un timador y expresidiario italiano y que felizmente ya se había ido a los Estados Unidos. Un grupo que tundió ferozmente a Sarak desde La Patria fue uno de la competencia. El grupo era el dosamantista encabezado por el ocultista Jesús Ceballos Dosamantes quien publicó en 1904 su libro doctrinario.   

Sarak tuvo que huir de México y Federico Gamboa no se enteró, o no quiso enterarse, porque en Estados Unidos decidió consultarle algunas cosas. En la entrada de su Diario de fecha 19 de octubre de 1903, Gamboa consigna que tuvo de visita en su casa, en los Estados Unidos, a Alberto de Sarak, conde de Das, con quien trabó relaciones superficiales a su llegada a Washington. 

El 24 de noviembre registra Gamboa la visita de Sarak, quien no le dice que lo corrieron de México y anda huyendo. Narra cómo Sarak le previene que entrará en un trance de una media hora, trance que incluirá convulsiones. Le pide Sarak a Gamboa que le plantee tres preguntas sobre su futuro y cuyas respuestas quiera saber.

Las preguntas que Gamboa planteó son: ¿Triunfará Santa?, recuérdese que en ese año se publicó. 

La segunda pregunta es: ¿La traducirán al inglés y los productos serán tales que le permitan vivir independiente? 

La tercera, ¿en general, qué me reserva mi suerte? Sarak le informa, en resumen, que Santa triunfará y que lo hará también en la versión inglesa. 

Le dice que le irá muy bien en la diplomacia en Washington y fuera de Washington y que se cuide de un empleado de la embajada donde labora.

Le dijo también que ahora se hallaba Gamboa un poco adelante de la mitad de los años de su vida. Sacamos cuentas y Gamboa había nacido en 1864 y estaban en 1903, sumaba 39 años de edad cuando la entrevista. Murió en 1939 a los 73, de manera que, efectivamente, en 1903 se encontraba “un poco adelante de la mitad de los años de su vida”. Tiempo después Gamboa fue destinado a España y otros países de Europa

En 16 de febrero de 1911 Gamboa narra en su Diario que, en Francia, junto con el poeta Rubén Darío, se dedicó a buscar al ocultista Papus (Gerard Encausse) para saber de su futuro. 

Papus le dice a Gamboa que se halla a la mitad de su existencia; falla porque Gamboa debió alcanzar los 92 años y no fue así. Rubén Darío le informa a Gamboa que ha consultado a Papus él mismo y Joaquín D. Casasús, economista y escritor tabasqueño, 1858-1916. (El poeta Rubén Darío ingresó a la masonería en enero de 1908 en Mangua).

En nota al pie Gamboa menciona que Papus fue convocado a Rusia por el zar y la zarina para que tratara al zarevitch. En el caso del zarevitch hará historia Rasputín.

Dueños de una educación esmerada, de una buena posición social y económica, no nos queda claro qué buscaban exactamente los funcionarios y escritores como el que revisamos hoy, en el ocultismo y el espiritismo

En 1911, mientra Francisco I. Madero publicaba su libro espiritista, la revolución sorprendió a Gamboa en Bélgica. En junio Federico Gamboa fue de los primeros en recibir al masón Porfirio Díaz en su destierro en Francia.

Fue notorio que con toda la sabiduría ocultista del mundo para adivinar el futuro, la revolución no pudo ser prevista ni por Casasús, ni por Gamboa ni por Díaz ni por el misterioso conde de Sarak. Eran muy magos y muy brujos y muy ocultistas pero nunca vieron venir la catástrofe. Se enteraron de la guerra civil maderista cuando les cayeron sobre sus impecables ropas las primeras incandescentes y dolorosas esquirlas.

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sábado, 10 de junio de 2017

Elecciones y lecciones


Elecciones y lecciones

Wenceslao Vargas Márquez


Culminó el proceso electoral 2017 en el país. Participó Veracruz con elecciones municipales, más las elecciones de gobernador en Nayarit, Estado de México y Coahuila.

En las municipales de Veracruz el denominador común fue la carencia de propuestas claras de trabajo. Apenas un tríptico recibe el ciudadano común en su casa. Pobreza en la propuesta, pobreza en la argumentación y pobreza en el debate. Se trata de una clase política que usa mucho dinero público y cantidades no determinadas de financiamiento extralegal.

Los escándalos mediáticos que hubo a fines de abril y en mayo en torno a la diputada Cadena del partido Morena es, quizá, la causal más importante para la caída porcentual de este partido. En Las Choapas, cuna del escándalo de los videos, Morena cayó al tercer lugar y gobernará el PT. Una sorpresa es la de Nueva Alianza frente al Morena en cantidad de presidencias municipales. El PRI, obtuvo una muy baja cantidad de votos producto de las dos malas administraciones estatales que precedieron al bienio actual.

Lo que notamos en conjunto es una escasa participación y una fuerte dispersión del voto con un electorado al que no le queda muy claro un rumbo por seguir (independientemente del resultado de la alianza PAN-PRD). Esa dispersión se ve en triunfos de partidos numéricamente pequeños que se alzan con presidencias municipales para sorpresa de sus propios dirigentes.

Han transcurrido dos siglos de iniciadas las elecciones en México. En 1812 se hicieron por primera vez unas elecciones parroquiales con base en la constitución de Cádiz. En estos dos siglos continuos no ha habido etapa alguna en que las elecciones por calidad y limpieza del proceso dejen satisfechos a los analistas.

El Diario, de Federico Gamboa.

Leo el Diario de Federico Gamboa, escritor y diplomático porfirista, autor de la celebérrima novela Santa, tan vinculada a la historia del cine sonoro mexicano. En la entrada del 26 de junio de 1910 dice que ese día es de elecciones. “Naturalmente, yo no voté. ¿Con qué objeto?”. Gamboa deja el proceso electoral en manos del caudillo. Lo que el caudillo diga está bien, dice este ilustrado académico de la lengua, que hablaba y escribía fluidamente en tres o cuatro idiomas. El voto universal le parece un fastidio irresponsable. En la entra del 30 de mayo del mismo año dice que “los grandes electores han sido siempre el gobierno y el dinero (más el dinero que el gobierno, supuesto que a los gobernantes también la codicia los tienta y vence)”.

Y así, en cualquier época de nuestra historia que se revise habrá el señalamiento de la mala calidad y el desaseo de nuestros procesos electorales. Doscientos años después de las primeras elecciones parroquiales de 1812, y cien años después de Federico Gamboa, seguimos careciendo de una clase política consciente de que gobierna a un pueblo de escasos recursos económicos y alfabetización insuficiente.

Se ha dicho que unas elecciones modelo fueron las del presidente Madero. Disiento, porque si ha habido una elección con un ganador ya conocido previamente es esa. ¿Quién podía ganarle a Madero en 1911? En la elección de Madero, además, no votaban las mujeres. ¿Cómo puede ser la de 1911 un modelo de democracia electoral? Otra fue la de José López Portillo que marchó en solitario durante la contienda presidencial de 1976. 

A López Portillo se le enfrentó en solitario, y sin registro oficial, un hombre a quien agigantan los años: Valentín Campa. Campa pensaba que alguien debía luchar en las urnas a pesar de la segura derrota. Fue un mexicano de la época en que la izquierda nacional era digna de su nombre; otra época fue la de Heberto Castillo. ¿Alguien se imagina a Valentín Campa o a Heberto Castillo peleando maletas de dinero vía telefónica, o pidiendo 'una bolsita' para guardar efectivo mal habido?

Del abuso electoral de la campaña electoral de 1976 nació la reforma de Reyes Heroles y el mundo electoral pluripartidista y proporcional de ahora. Hoy, la supuesta izquierda mexicana tiene una larga cantidad de simuladores.

Hoy, en la segunda década del siglo XXI, lo que domina las contiendas electorales no son las propuestas de políticas públicas viables, son las redes sociales (muchas anónimas y automatizadas con robots informáticos). Otro factor dominante indeseado es el de las noticias falsas y el de las encuestas. Las noticias falsas (fake news en inglés) toman desprevenido al elector promedio dentro de la selva interminable que es la red de redes con consecuencias aún no estudiadas desde la academia. Las encuestas son otro motivo de incertidumbre. Se han degradado a ser, muchas de ellas, apenas instrumentos de campaña. Redes sociales anónimas, noticias falsas y encuestas pervertidas son el Golem a vencer en nuestro siglo XXI.   

En otra vertiente digna de análisis profundo y de severa crítica es poner sobre la mesa el que hay candidatos ven en el cargo público una excelente oportunidad para resolver el problema económico familiar de dos generaciones, la propia y la de los hijos; si no es que tres generaciones: la de los hijos, la propia y la de los padres y suegros. ¿Cuántos buscaron que su nombre apareciera en la boleta electoral municipal por ese crematístico motivo?

De este tema y dilema ético y moral se derivan las camadas sexenales de nuevos multimillonarios. Hoy se sabe que hay al menos 16 exgobernadores presos o en líos con la justicia. A los electores nos queda el maltrecho y lánguido derecho de decidir en las urnas quién será el próximo saqueador del erario. Por eso, de alguna forma, lo que dijo Gamboa en su  Diario cobra sentido y es directriz para la mitad de electorado nominal que no asiste a las urnas. ¿Votar?, ¿para qué? 

Nuestro sistema electoral ha tenido algunos modestos avances en dos siglos de camino rumbo al voto universal. Unos logros son los funcionarios de casilla insaculados, la credencial con fotografía, las urnas transparentes, las listas públicas de electores, pero no ha podido curarse de sus dos enfermedades más graves: la intromisión del gobierno en turno y la corruptora intromisión del dinero como fiel de la balanza.

Algo más debe moderar o desaparecer la reglamentación electoral: los funcionarios chapulines que saltan de cargo en cargo sin concluir ninguno. Una nota del 3 de marzo de 2017 describe al actual gobernador de Michoacán como “el chapulín más grande del país”. Ahora quiere ser presidente y abandonar el gobierno de Michoacán.

Coincido con el articulista en que Aureoles, de ser presidente, pedirá también licencia. Aquí queremos puntualizar, con toda precisión, que si compite y gana (ajá) en 2018, pedirá licencia en 2020 para competir por la dirección general de la Unesco.

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