domingo, 28 de octubre de 2018

Un adjetivo muy fifí

Un adjetivo muy fifí
Wenceslao Vargas Márquez

El titular del nuevo gobierno federal en México ha sacado de la tumba y puesto de moda el adjetivo fifí. Lo ha dedicado principalmente a cierta prensa crítica. ¿Qué significa la palabra fifí, cuál es su etimología, quienes la han usado? Trataremos de responder desde nuestro sofá escudriñando el aleph (con minúsculas, porque me refiero al objeto) que Borges describió en su inteligente texto homónimo.

Una idea bastante clara del significado de fifí la hallamos en un cuento de Maupassant (francés, 1850-1893) titulado Mademoiselle Fifí, ambientada en 1870 y publicada en 1882. En el cuento se habla de unos militares y vemos cómo lo que ahora es una palabra bisílaba y aguda, eran entonces dos palabras separadas. 



En el texto se repite en francés lo que entiendo como el imperativo fi. Para acercarnos a la definición tómese nota atenta de la descripción física del personaje. Dice Maupassant: 

“En la sala se encontraban los tres oficiales de menor grado: un teniente Otto de Grossing; dos subtenientes, Fritz Scheunabourg y el marqués Wilhem d´Eyrik, un rubiecito fiero y brutal con los hombres, duro con los vencidos, y violento como un arma de fuego. Después de su entrada a Francia, sus camaradas le llamaban solamente Mademoiselle Fifí. Este sobrenombre le venía de su coquetería, de su talle delgado que se diría hecho por un corsé, por su cara pálida donde su naciente bigote aparecía apenas, y también de su costumbre que había adquirido, para expresar su soberano desprecio por los seres y las cosas, de emplear siempre la expresión francesa “fi, fi donc”, que pronunciaba con un ligero silbido”.

La parte final del párrafo dice en francés: 

“Ce surnom lui venait de sa tournure coquette, de sa taille fine qu’on aurait dit tenue en un corset, de sa figure pâle où sa naissante moustache apparaissait à peine, et aussi de l’habitude qu’il avait prise, pour exprimer son souverain mépris des êtres et des choses, d’employer à tout moment la locution française — fi, fi donc, qu’il prononçait avec un léger sifflement”. 


El personaje de Maupassant usa la expresión fi repetida. Fi, como narra Maupassant, equivale a desprecio. Quizá la palabra llegó al francés desde el inglés. El Diccionario Merriam-Webster define la palabra inglesa “fie” como “used to express disgust or disapproval” y su primer uso conocido data del siglo 14, con ese significado. Ese “disgust o disapproval” es el “desprecio” que describe Maupassant

Otro diccionario explica que la expresión francesa “faire fi de” significa despreciar. El sitio en la red expressio.fr dice que “incluso desde el siglo 13 la onomatopeya fi expresa desdén o desprecio". En 1660, Jean Nicot, en su Thresor of the French language escribe que fi se usa cuando el francés aborrece algo.

La palabra no es nueva en el español de México. Hace un siglo, el nueve de enero de 1925, José Vasconcelos le escribió a Gabriela Mistral desde México (Serge I. Zaïtzeff, UAM) recomendándole que visite Argentina: 

“No juzgue por los tipos que Ud. ha visto en Europa: el fifi es antipático en todas partes, la Argentina no es fifi sino un gran país de trabajo y de cordialidad”. 

Lo fifí significó a mediados del siglo XX algo cercano al afeminado. Recuperamos de De pelonas y fifís de Guadalupe Caro (Unam.mx) lo siguiente: 

Resulta obvia la descripción del fifí; era un hombre que no pertenecía a la masculinidad hegemónica del momento. Como identidad de género, se presentó en oposición a la pelona; sin embargo, también cuestionaba lo que se definía como masculinidad dentro de los parámetros de normalidad. Conforme a los datos obtenidos mediante un estudio sociológico, todavía en 1964 la palabra "fifí" se utilizaba para describir a los hombres afeminados”. 

Mi ejemplar de Schneider acerca de Antonieta Rivas Mercado.
Las pelonas eran las mexicanas que comenzaban a vivir con el cabello corto, el equivalente a las flappers. Las feministas de hoy deben leer el libro Obras completas de Antonieta Rivas Mercado, de Schneider, que se encuentra sin problemas en libros usados por cincuenta o cien pesos. Antonieta fue la primera flapper mexicana.
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Añade Guadalupe Caro: 

En principio, se solían relacionar tres características con los fifís: en primer lugar, se consideraba que el fifí era un adicto a las drogas. En segundo lugar, se aseguraba que el fifí era un desocupado y degenerado; no tenía un trabajo fijo, no era útil a la sociedad, y, por último, constantemente se tildaba al fifí de ser un ignorante incapaz de mantener una conversación a menos que tratara de temas frívolos: la moda, el partido de tenis, el fox-trot, el jazz, etcétera. La identidad del fifí implicaba más que la apariencia física; era también una serie de características del discurso de género que contravenían la representación del hombre mexicano, sano y trabajador.” 

Un texto de Alfonso Taracena titulado De lagartijo a fifí, publicado en Revista de revistas el 3 de mayo de 1935 es un texto referencial acerca del tema fifí. No he podido leerlo completo. Hay una novela de 1917 de Villalobos Reyes titulada Entre fifís. Novela de costumbres mexicanas. Otros autores proponen como equivalentes al ‘lagartijo’ y al ‘dandy’. Este último quizá ilustre mejor el sentido por ser más cercano a nosotros.

El periodista Regino Hernández Llergo, de El Universal, entrevistó a Pancho Villa en la hacienda villista de El Canutillo en mayo de 1922, un año antes de la muerte del Centauro. Durante el viaje de la Ciudad de México al norte se encontró con un fifí en el ferrocarril. Narra Hernández Llergo:

"¿Quiénes serán estas gentes?, nos preguntábamos, extrañados ante tanta gritería. Y el enigma quedó descifrado. Al final, alardeando de cansancio, metiendo a empujones un envoltorio, hizo su aparición una mujer joven, de grandes ojos negros, delgadilla, salerosa. La acompañaba un fifí. Pronto los reconocimos. Ella, María Teresa Montoya. El fifí, Julio C. Rodríguez, primer actor". 


Según el Diccionario de la Real Academia Española, fifí tiene una sola acepción. Es una "persona presumida y que se ocupa de seguir las modas”. Como vemos, la intención política del presidente electo al usar el adjetivo en realidad no se adapta a la definición gramatical del diccionario (fobia predilecta del desaparecido y muy extrañado Nikito Nipongo). 

El diccionario Oxford en línea dice de fifí: “coloquial: persona que tiene modales y actitudes delicados y exagerados”. 

López Obrador no duda en usar el adjetivo sobre sí mismo. Tras su segunda reunión con el presidente Peña, el nueve de agosto, López Obrador iba elegante, quizá con traje y corbata nuevos, por lo que reporteros lo bromearon sobre su atuendo. “Sí, ando muy fifí”, expresó, y desató risas el animal político número uno del país (cfr. Aristóteles). 

El gobernador veracruzano electo, García Jiménez, también de Morena, usó sobre sí el adjetivo cuando la boda de César Yáñez. García escribió en sus redes sociales en la noche de la boda, el 29 de septiembre a las 20:35: “Sabadaba por la noche, día de boda y ponerse fifí. Y más porque el testigo del novio fue ya sabes quién”. Al momento de redactar estos párrafos el comentario ha merecido 5 mil 500 ‘me gusta’ e interacciones y ha sido compartido 795 veces.

Si bien actualmente el adjetivo fifí comporta una crítica hacia el destinatario de parte del presidente electo, no logra tener la carga agresiva que tienen otros adjetivos; se me ocurre como ejemplo el adjetivo naco; fifí no es eso, tampoco nerd. ¿Quién se queja de ser llamado nerd? Creo que nadie, y también nadie bromea con ser o comportarse como naco

Nos hace falta Carlos Monsiváis para narrar todo lo fifí que se nos aparezca en el camino y nos hace falta Octavio Paz con otro laberinto y otra soledad para narrar los misterios que encierra el uso de este adjetivo que sacó de su tumba el candidato. No es para que se enojen tanto, tantísimo, quienes lo han recibido. 

Conociendo su etimología y su historia, hoy fifí no logra ser ofensivo. En tautología que propongo, en realidad, fifí es un adjetivo muy fifí.

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lunes, 2 de julio de 2018

La ceguera de las élites


La ceguera de las élites
Wenceslao Vargas Márquez
Consideraron que el problema era Enrique Ochoa Reza y lo separaron del cargo a principios de mayo. Resulta que, como hemos dicho aquí, el problema era (y es) muy otro. 

Esto en 2018. Más de un siglo atrás, en 1909, el veracruzano Carlos Díaz Dufoo escribió un libro sobre la vida del financiero consentido de Porfirio Díaz, el multicitado Limantour.

La introducción del libro está fechada en diciembre de ese 1909, la página final en mayo de 1910. ¿Tienen conexión los temas de 1909 y 2018? Tienen la conexión de que narro hechos de élites (la del PRI y la porfirista) que no logran ver lo que viene. 

No hay ningún renglón, en ninguna parte, que permita suponer que Díaz Dufoo atisbaba que apenas unos pocos meses después estallaría el mundo porfirista en un cataclismo que dejó miles y miles de muertes con el consiguiente cambio de gobierno. Es inconcebible tanta ceguera en las élites.

No hubo en el PRI ni idea del cataclismo que se avecinaba. La prueba está en haber culpado a Ochoa, en pretender que con eso se arreglaba la campaña. Escribió Díaz Dufoo al finalizar el libro biográfico: “Al narrar (la vida) del señor Limantour, no podemos olvidar –como él no ha olvidado nunca- el nombre del General Díaz, tan profundamente grabado en el corazón de los mexicanos”. 

Hasta el final Díaz Dufoo alabó al hombre que causaba todos los problemas. Complacencia y autocomplacencia, ninguna autocrítica, cuando la élite a la que pertenecían el biografiado y el autor estaba por ser llamada por la historia para hacer mutis. Ninguno de las dos élites se dio cuenta, ni aquella de antaño ni ésta de hogaño. 

En septiembre del mismo año de 1910 Porfirio Díaz celebraba el centenario del inicio de la guerra por la Independencia con bailes, vinos y rosas. Nunca escuchó, destapando champaña, cómo los revolucionarios ruidosamente cortaban cartucho. No vio, no oyó; pasó sólo octubre y el 20 de noviembre le estalló en la cara la guerra civil. Nadie se dio cuenta en una clase política porfirista ciega y sorda.

El rey romano Tarquino nunca vio venir la avalancha de inconformidades que acabaron con la monarquía romana para que naciera la república que derivaría después en imperio. Iturbide nunca vio que su ciclo había terminado y volvió a México sólo para fue fusilado en 1824. 

Santa Anna, Calles, Díaz, fueron al exilio, igual que el rey romano Tarquino, apellidado, no sé si por sus contemporáneos o por la posteridad, el Soberbio. Maximiliano e Iturbide terminaron fusilados. Las élites no se dan cuenta del momento en que les toca salir de la escena.

Porfiristas hubo que practicaban el espiritismo y la adivinación del futuro. A mediados de 2017 escribíamos aquí que uno de estos iniciados fue el escritor y político porfirista Federico Gamboa, el famosísimo autor de la novela Santa

Dijimos entonces: 

Fue notorio que con toda la sabiduría ocultista del mundo para adivinar el futuro, la revolución no pudo ser prevista ni por Casasús, ni por Gamboa ni por Díaz ni por el misterioso conde de Sarak. Eran muy magos y muy brujos y muy ocultistas pero nunca la vieron venir. Se enteraron de la guerra civil maderista cuando les cayeron sobre la ropa las primeras incandescentes y dolorosas esquirlas”.

Las élites no tienen conciencia de su salida porque, en el caso del partido que entregará la presidencia en el próximo diciembre, además, se quedó sin doctrinarios. Su último gran doctrinario fue Reyes Heroles. Si los priistas revisan su presente no encontrarán un solo doctrinario o ideólogo. 

La derrota del 2018 será para el PRI (nacido en 1929) la tercera derrota presidencial, la más grave por el tamaño y sus porcentajes, a manos de un partido nacido hace cuatro años, en 2014. No se enteraron.

Son siete los siglos de sociedad mexicana (desde 1325 en que se fundó Tenochtitlan) que empujan laboriosamente con prodigiosos miligramos, como el de Arreola, la fuerza de cambio de nuestra historia. 

Las élites, por su ceguera, no se dan cuenta de la hora en que les toca salir de escena. Cada uno de los votos en favor de López Obrador fue un milímetro de empuje hacia una exigencia de cambio derivada del hartazgo, y el cobro de facturas de parte de los dañados, de los golpeados, de los humillados, de los escupidos: una fuerza por goteo de acumulación milimétricamente lenta.

Cada uno de los votos fue una fracción pequeñísima de inercia, de inercia vigorosa y lenta, de fuerzas imponderables, imperceptibles, como la fuerza de continentes lentos que se desplazan.
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domingo, 27 de mayo de 2018

27 may ::: La distancia entre Amlo y Anaya


La distancia entre Amlo y Anaya
Wenceslao Vargas Márquez

En cuanto a la contienda presidencial mexicana en este espacio hemos estado siguiendo lo que al final de cuentas es lo que importa, los números; los números porque la elección se definirá por números, y los números de los candidatos partidistas (PAN, Morena, PRI) son lo único que al final importa dado que han fracasado dos cosas: los debates y las candidaturas ciudadanas.

Estos números los hemos tratado de interpretar no a partir de encuestas en particular (tal o cual encuesta) sino a través de plataformas que practican el método estadístico de promediar encuestas después de ponderarlas por su calidad, su certeza histórica, su margen de error, tamaño de muestra, etc. 

De estas plataformas, llamadas agregadoras, hemos usado cinco: Oraculus, Bloomberg, El País, GPPolls-Newsweek y Numérika. En todas ellas la distancia entre López Obrador y Anaya es de 15, 18.4, 15.7, 16 y 12.6%, respectivamente, al corte último que es el del 17 de mayo. Cada punto vale unos 600 mil votos. Un 15% significa unos 9 millones de votos (nueve millones de personas) por remontar.   

A pesar de eso, hemos usado encuestas (tal o cual encuesta) para los casos de elección de gobernador y senadores dado que no hay agregadoras trabajando el tema. En lo particular le hemos dado espacio aquí a una encuestadora llamada Massive Caller (MC) que hace levantamientos mediante llamadas telefónicas automáticas. 

Otra razón es que en dos ocasiones voceros oficiales y oficiosos del PRI la ha tomado como referencia para argumentar un crecimiento favorable que no es cierto. Hace poco el candidato al gobierno dijo que en las últimas tres semanas su candidatura había crecido diez puntos. Mostramos que no es así.

En otro momento, algunas plumas han insistido que la elección de gobernador veracruzano marcha hacia una disputa entre tercios, en concreto que el PAN tiene 26, Morena 24 y el PRI 22%, y que la disputa en tercios ya está en la puerta. El dato es falso, ya lo apuntamos. Nunca MC ha dado esas cifras. 

También ya anotamos que para el levantamiento de MC del 15 de mayo Yunes Márquez tenía 35, Cuitláhuac García 30 y Yunes Zorrilla 19%; nada cercano a disputa en tercios. Podemos añadir ahora que MC ya publicó el levantamiento semanal de 22 de mayo y, tal como hemos dicho, el PRI se aleja más del triunfo con las siguientes cifras: PAN 36.34%, Morena 30.81 y el PRI retrocede casi tres puntos, regresando hasta 16.38%.

Nos dan la razón (de que no hay tercios) los levantamientos de MC y refuerza nuestra afirmación la encuesta de un diario nacional (Reforma) quien publicó el 23 de mayo que los datos son los siguientes, sin indecisos: Cuitláhuac García de Morena con 42%, Yunes Márquez del PAN 43% y Yunes Zorrilla del PRI 19%

En peor condición están los candidatos veracruzanos del PRI al Senado. MC les acaba de dar su tercera peor cifra: 11.97% el 24 de mayo (10.37% el 4 de mayo, 11.41% el 27 de abril). Entre el 15 de marzo y el 24 de mayo los candidatos del PRI al Senado han retrocedido de 14.78 a 11.97%. Entre abril y mayo en tres ocasiones han superado el 12% y se mantienen, siempre se ha mantenido, sin posibilidades de triunfo.     

Ya encarrerados en cifras, revisemos lo que dice MC en cuanto a las candidaturas presidenciales al corte del sábado 26 de mayo. MC levantaba su encuesta semanalmente, y cuando comenzaron oficialmente las campañas, 30 de marzo, empezó a hacer levantamientos diarios. Hagamos un balance de los dos meses transcurridos, todo abril y casi todo mayo: 

Según MC el 30 de marzo Anaya tenía 25.45% y al 25 de mayo tiene 31.55%; ha ganado seis puntos, y su mejor cifra, 32.45%, la tuvo el 16 de mayo. 

Al 30 de marzo Amlo tenía 33.2% y al día 25 tiene 40.1%; ha aumentado siete puntos y MC le ha dado su mejor cifra, 41.25%, el 24 de mayo. 

Al 30 de marzo Meade (PRI) tenía 15.9% y al 25 de mayo tiene 13.80%, retrocediendo un poco más de dos puntos; su mejor cifra fue 16.8% el 2 de abril.

Si durante todo abril y todo mayo apenas se han podido mover estos poquitos puntos, ¿podrá Anaya recuperar 15, 16 o 17 o 10 o 20 puntos, es decir 6, 9 o 12 millones de votos en 31 días que faltan de campaña? Nosotros creemos que no. Además el 17 de junio empieza el Mundial de futbol para México y consideramos que disminuirá la cantidad de personas que les hagan caso a los políticos y a las campañas para modificar criterios acerca del voto. 

Amlo es puntero en todas las encuestas y agregadoras por igual y su ventaja no parece remontable. Massive Caller dice que esa ventaja de Amlo sobre Anaya va de 7 a 10 puntos. La distancia es de unos seis millones de votos (en el 10%) y hasta unos doce millones de votos en el 20% que tiene en algunas, según la distancia a manejar. Así, Amlo y Anaya mantienen su distancia.  

Concluyamos con un apunte. El 25-31 de mayo se cumplen 120 días, cuatro meses, de que la bancada del PRI en la Legislatura local (Xalapa) publicó que presentaba una iniciativa de ley para eliminar la evaluación docente para permanecer en el empleo mediante reformas a la ley docente  de 2013 y a la Constitución. 

Todo el ruido mediático de esa iniciativa legislativa de la última semana de enero de 2018 quedó en nada, en nada hasta el día de hoy, como si hubiese sido una broma.             

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domingo, 6 de mayo de 2018

6 may ::: El hombre fuerte en nuestra historia


El hombre fuerte en nuestra historia
Wenceslao Vargas Márquez

La historia universal está llena de hombres providenciales a quienes la sociedad invoca en tiempos de crisis, está llena de hombres que de pronto parecen necesarios.

En la antigua Roma, durante la república, se creó el cargo de la dictadura, que ejercía un hombre designado para el caso por tiempo limitado y para el único efecto de sortear la crisis en puerta. Cincinato fue el dictador por antonomasia. Fue llamado, resolvió, y volvió a su casa a seguir labrando sus campos. En México el hombre providencial, el hombre fuerte, llena todos los espacios de nuestra historia. Hacer la biografía política de cinco o seis personas es hacer la biografía política general de la nación.

Durante el imperio azteca al emperador, incluso, no se le podía mirar directamente y detentaba un poder teocrático prácticamente totalitario. La Nueva España era dirigida por los virreyes con facultades muy verticales. De España nos mandaban uno nuevecito de cuando en cuando sin enredosos procesos electorales.

Cuando surgió México a la independencia en 1821 el país se encontró sin rumbo y sin cabeza. En el amanecer de 1822 México halló en la figura de Iturbide al sustituto de la figura del virrey. A México la urgía un dirigente y lo halló en este hombre, un sucedáneo de virrey, un urgente virrey vicario que dirigiera a nuestros tatarabuelos a través de un imperio. 

Concluido su mandato antes de un año el nuevo hombre providencial fue Santa Anna quien dominó la escena nacional desde 1823 y hasta 1855 en que cayó para que surgiera otra recia figura de hombre fuerte en Juárez, quien gobernó desde 1858 y hasta 1872. En 1855 tuvo México acaso su único presidente Cincinato en la persona de Juan Álvarez: derribó la dictadura de Santa Anna, fue presidente menos de tres meses y acto seguido se fue a Acapulco, a seguir viviendo.

Algunos de nuestros bisabuelos consideraron que la república federal de Juárez era la representación orgánica del desorden y llamaron al nuevo hombre árbitro que creyeron hallar en Maximiliano. La idea conservadora era que un hombre fuerte dirigiera a todos sin comicios ni urnas, ni INE ni Trife. Lucas Alamán fue el más notorio defensor de esta tesis.

Antes, a fines de los años treinta del siglo XIX, habían creado el Supremo Poder Conservador con la misma finalidad: orden y control constitucional. En este caso una corporación de cinco personas, árbitros por la vía de la autoridad moral.

Benito Juárez, imagen de Wikimedia.
En 1876, nacería un nuevo hombre fuerte en la figura de Porfirio Díaz. Con la revolución ni Madero ni Carranza lograron afianzarse. Aun así debemos recordar que una buena parte del discurso de Victoriano Huerta en su gobierno fue que recuperaría el orden que se había vivido con Díaz. Se asumía como el hombre fuerte del momento. 

Debemos llegar al general Calles para encontrar al siguiente árbitro nacional hasta que Cárdenas lo expulsó del país en 1936. No hay de qué preocuparse: así se llevaban.

Con la caída de Calles nació la siguiente modalidad de hombre fuerte en México: el modelo de los presidentes nacidos del PRI. No se movía una hoja de algún árbol sin su permiso. El presidente era el árbitro nacional con una cualidad importante, la de ser desechable al concluir su sexenio. Frente a un estupefacto Octavio Paz, Vargas Llosa dijo de ella que era la dictadura perfecta. 

La dictadura romana duraba seis meses, la mexicana seis años. Esta es nuestra lista de hombres fuertes providenciales en México. Biografiar a ellos es biografiar toda nuestra historia.

Mientras la Independencia buscaba separar a México de España, mientras la Reforma buscaba hacer laico al Estado, mientras la Revolución buscó la justicia social mediante el expediente de derribar a Díaz, el México de hoy no tienen rumbo ni faro. 

La agenda de las reformas estructurales del Pacto por México fue apenas una agenda administrativa del mercado impuesta a través de representantes que no nos representan, que no representan al pueblo en los que hay más de sesenta millones de pobres y pobres extremos sin posibilidad de redención o de justicia. Sin ninguna posibilidad.

Plutarco Elías Calles, imagen Wikipedia
Nuestro ADN político históricamente ha convivido con la figura del hombre fuerte, providencial, que nace y renace como el Ave Fénix que describía Plinio: emperadores aztecas, virreyes, Iturbide, Santa Anna, Maximiliano, Juárez, Díaz, Calles, PRI, son quienes llenan nuestra historia.

Autodestruido el PRI, que es nuestro más reciente referente, la sociedad se encuentra momentáneamente a la deriva buscando designar al siguiente hombre fuerte, al siguiente hombre providencial, que sea el árbitro de nuestras circunstancias para sobrevivir, para sólo sobrevivir con alguna posibilidad de justicia social. Con datos de hoy del electorado mexicano, radiografiado con cifras y tendencias, todo indica que ese hombre será López Obrador.

En este interminable río de siete siglos (desde 1325 en que se fundó Tenochtitlan), le toca hoy a nuestra generación decidir lo que sigue. Nuestra generación se mira frente al espejo y sabe que ya le toca decidir su momento a como nuestros abuelos decidieron el suyo. Sabe que tiene la necesidad, otra vez, de un hombre fuerte que corrija los metódicos agravios y las permanentes injusticias que hemos vivido desde la soberbia del poder público. A quien firma estos párrafos nos tocó un agravio, una represalia severa, sabemos de lo que hablamos. 

Hoy, cinco de cada diez electores claman por una renovación, igual que nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos clamaron por la intervención de los hombres fuertes, de los hombres necesarios con quienes les tocó coexistir. 

La historia se repite. Dijo Borges, en la parte final de su cuento Emma Zunz, que en realidad sólo cambian la hora, las circunstancias y uno o dos nombres propios.  
                    
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lunes, 16 de abril de 2018

Las encuestas en la segunda semana de abril


Las encuestas en la segunda semana de abril
Wenceslao Vargas Márquez
En una nota anterior hemos hecho en este espacio dos propuestas al lector.

La primera consiste en que en el tema del proceso electoral presidencial no valoremos tal o cual encuesta en particular sino que valoremos agregadoras de encuestas que procesan simultáneamente varias porque “promedian” quitando excesos y “ponderan” cualidades de cada una. Nos parece confiable el criterio. 

La segunda propuesta que hicimos es que la preferencia electoral de un candidato no nos dice mucho si no acompañamos a esa cifra una valoración numérica de su crecimiento. No es lo mismo decir que el candidato A tiene 30%, que decir que el candidato A tiene 30% y va aumentando (o disminuyendo). 

El valor del aumento o de la disminución la proponemos como la medida de inclinación de una recta “representativa” sobre una gráfica de los porcentajes. Armados así estamos en condiciones de decir si el candidato A crece o no en términos absolutos y en comparación con el candidato B.

Si revisamos las cifras de la agregadora Oraculus desde el 17 de noviembre y hasta el 9 de abril encontramos lo siguiente: 

López Obrador tiene una preferencia el 43% y sus últimas tres cifras de crecimiento son +.380, +0.870 y +1.271; es decir un crecimiento constante. 

Ricardo Anaya (PAN) tiene una  preferencia del 29% y sus tres últimas cifras de crecimiento son +1.67, +.96 y +.877; vemos un crecimiento que se frena. 

Meade (PRI) tiene una preferencia electoral del 23% y su crecimiento (caída) son +.700, -.280 y -.254; vemos primero una cifra positiva y luego dos cifras negativas que indican disminución. 

Zavala (independiente) tiene una preferencia del 6% y tres cifras negativas consecutivas de -2.24, -1.55 y -1.16; vemos una caída fuerte que se modera.

Si revisamos las cifras de la agregadora Bloomberg desde el 4 de diciembre ajustando sus datos al modelo propuesto hallamos lo siguiente: 

Bloomberg al 6 de abril. Amlo amarillo; Anaya azul marino, Meade rojo, Zavala azul claro 
En la gráfica, ¿en qué medida sube la linea amarilla?, ¿la línea roja de Meade sube o baja? 
Tenemos la respuesta. 
López Obrador tiene una preferencia electoral del 43.7% y sus tres últimos crecimientos son +0.321, +0.344, +0.345; un crecimiento sostenido. 

Anaya tiene una preferencia del 30.2% y sus tres últimas cifras son +.790, +.760 y +.101; un crecimiento que se frena. 

Meade tiene una preferencia del 20.3% y sus tres últimas cifras son -0.103, -0.124, -0.133; un decaimiento sostenido. 

Zavala tiene una aceptación del 6.3% y sus tres últimas cifras son -0.0967, -0.0692, -0.0631; una caída que se modera.

Algunas acotaciones: Oraculus tiene pocos datos en su gráfica, Bloomberg tiene muchísimos más. Margarita Zavala en Bloomberg despliega sus puntos de manera tal que hace más propicio adaptar sus datos a una curva que a una recta. En estricto sentido el modelo exigiría tratar su caso más como una parábola (una regresión parabólica) que como una línea recta, pero hemos preferido mantener la línea recta para todos con la finalidad de no alterar la uniformidad del criterio.        
Puede el lector apreciar cómo las cifras de los crecimientos y decaimientos, más las respectivas interpretaciones, son más o menos parecidas para cada candidato en las dos agregadoras mencionadas. Los intervalos son similares: Bloomberg arranca con muchos puntos levantadas desde el 4 de diciembre mientras Oraculus comienza el 17 de noviembre con pocos datos recogidos. Para efecto del modelo propuesto la cantidad de datos y la diferencia de 17 días la consideramos irrelevante.

Tenemos datos de la encuestadora (no agregadora) Massive Caller capturados desde el 22 de marzo. La diferencia con Oraculus y Bloomberg es significativa en plazos y los crecimientos ya no nos parecen comparables. Mientras en estas últimas dos estamos midiendo prácticamente cinco meses, con Massive Caller apenas unos pocos días. A pesar de ello, y con la reserva apuntada, compartimos los crecimientos: 

López Obrador tiene +.244, +.198, +.239 (crecimiento alto). 

Anaya +.040, +.013, +.007 (crecimiento bajo)

Meade -0.084, -0.142, -0.150 (decaimiento creciente).

En Veracruz ante la falta de agregadoras mencionaremos algunas encuestas. Para senadores Massive Caller tiene los siguientes datos al 12 de abril: PAN 28%, Morena 33.7, PRI 15.8%. En cuanto a candidatos a gobernador tiene al 10 de abril: PAN 34%, Morena 28.6, PRI 14, Panal 3.2%. PAN y Morena tienen, en empate técnico recíproco, el doble (y más del doble) de la intención de voto que tiene el PRI tanto para gobernador como para senadores. 

SDP y Opinión Pública, en pareja, tuvieron al 8 de abril para el gobierno de Veracruz: PAN 31.2%, Morena 30.5, PRI 19.6, Panal 0.5; una diferencia de menos de un punto entre el primero y el segundo. Una nueva encuestadora se incorpora al escenario. Se trata de Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA) del brazo de un portal xalapeño de noticias. Sus datos al 12 de abril son para gobernador: PAN 30%, Morena 29, PRI 21, Panal 1; un punto de diferencia entre PAN y Morena. Ofrecen publicar cada semana. 

Es de notarse cómo encuestadoras tan disímbolas (SDP e ISA) mantienen muy juntos a PAN y Morena para el gobierno del estado: una diferencia de menos de un punto en ambas encuestas. 

Y un apunte final: el Bronco ya asoma la nariz en varias encuestas. Massive Caller lo tiene con 1.9% y Parametría con 2 puntos. Esperemos a que muestre por completo la nariz para medirla. 

Tenemos una sospecha: será tan larga como la de Pinocho. 

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domingo, 21 de enero de 2018

La masonería en los libros de texto

La masonería en los libros de texto
Wenceslao Vargas Márquez

CONFERENCIA DISPONIBLE

La historia de México se estudia por parcelas: sus gobiernos, su ciencia, sus religiones, su literatura, sus lenguas, sus bandidos, sus guerras, sus desastres, sus modas, su cine, sus sindicatos, sus partidos políticos. 

Por ello es extraño que no existiese un grupo de profesionales universitarios que estudiaran a la masonería como corriente de pensamiento y de acción política existente en México desde las últimas décadas del siglo XVIII. 

Historiadores de ese tipo no existían. Una posible razón es que a la masonería se le ha tenido católicamente proscrita y políticamente oculta y por tanto intocable. La masonería era cosa del diablo para nuestros abuelos.

Recordemos que la Conaliteg fue creada por el presidente López Mateos en 1959.

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Solicitud a la SEP

Respuesta a la solicitud a la SEP para reincorporar el tema de la masonería y logias a los libros de texto, junio de 2022.

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