domingo, 24 de septiembre de 2017

Enrique C. Rébsamen, masón

Enrique C. Rébsamen, masón
Wenceslao Vargas Márquez

El diario El siglo XIX anunció, el lunes 14 de mayo de 1883, que en la víspera, a la una y media, había fondeado en Veracruz, procedente de Europa, el vapor francés Ville de Bordeaux. El vapor traía a bordo una larga lista de pasajeros con nombre propio: menos de una docena de mexicanos, una larga lista de españoles, una docena de alemanes y otra de franceses, un polaco, un italiano, y dos suizos, uno de ellos con esposa (Dulon) y uno, solitario, de solitario apellido, Rébsamen. Los diarios La Patria y La voz de México reprodujeron la misma información el día 15. Muchos autores dicen que la llegada de Rébsamen al puerto de Veracruz fue el día 18 de mayo de 1883 pero, a la luz de la hemeroteca (UNAM), ese dato es falso.

Rébsamen, imagen de Wikipedia.
Llegaba a México el pedagogo que haría fama nacional construyendo la educación mexicana y sirviendo a Veracruz, y a Xalapa en primer plano. De su historia como educador hay suficientes fotocopias (¡), de manera tal que no hay necesidad de apuntar al respecto. Mejor anotemos hacia el lado oculto de su historia. Por ejemplo, por qué llegó Rébsamen a México y si perteneció a la masonería. Varios diarios nacionales han abordado su biografía en virtud del lamentable caso del centro escolar que, con su nombre, fue derribado por un reciente sismo de la ciudad de México.

Lo más probable es que Rébsamen haya llegado a México a causa del conocimiento que tuvo de la obra de un alemán que le precedió en su visita a México: Carlos von Gagern. Arribó Gagern a México en 1853. Gagern, masón alineado con la república en la lucha contra el imperio de Maximiliano, estuvo en el sitio de Querétaro en mayo de 1867 y vio caer al emperador el día 15. El día 28 de mayo se presentó en la celda del prisionero con la idea de resolver si el archiduque era masón. La visita del examinador masónico Gagern aparece en la obra de Samuel Basch (Recuerdos de México, nota del 28 de mayo), y puede hallarse en el libro El sitio de Querétaro, de Porrúa, además de mi propio trabajo La masonería en la presidencia de México.

Portada del segundo tomo de mi libro.
No tengo el dato de cómo Rébsamen ingresó a las logias. Una posibilidad es que haya llegado ya masón en mayo de 1883. Sea como fuese el diario El Tiempo, del viernes 21 de febrero de 1890, publicó una nota en la que, citando al periódico El Siglo XIX, se narraba una ceremonia masónica de esos días. 

Decía que el último sábado (¿15 de febrero?) se reunieron en el templo masónico del extinguido Gran Oriente, 108 diputados (representantes) de otras tantas logias y grandes logias que eligieron un nuevo ente masónico llamado Gran Dieta Simbólica de los Estados Unidos Mexicanos. El líder masónico de la Gran Dieta resultó ser (faltaba más) Porfirio Díaz como Gran Maestre.

Entre otros masones aparecían Agustín Arroyo como Primer Gran Vigilante, al militar Sóstenes Rocha como Gran Orador adjunto, entre otros. En la comisión de Relaciones aparece como presidente Juan de Dios Peza y como primer vocal un R. E. Rébsamen. No entiendo las iniciales donde aparece la E de Enrique pero genera confusión la R. No tengo el dato de ningún otro Rébsamen en la vida pública nacional mexicana de esos años por lo que este Rébsamen debe ser nuestro pedagogo. Una lista adicional de masones menciona expresamente a Enrique C. Rébsamen citando a El Diario del Hogar, diario fundado y dirigido por Filomeno Mata, masón también.   

Rébsamen, masón, séptimo de abajo hacia arriba en la lista.   
El mismo Diario del Hogar (fundado y dirigido por Mata), del martes primero de abril de 1890, publicó que el domingo previo se reunieron en el tívoli de San Cosme un grupo de unos cincuenta masones de los grados escoceses 30 a 33 para celebrar la fusión de los caballeros Kadosch del Gran Oriente de México y del Supremo Consejo. 

Estuvieron presentes, entre otros, el propio Mata, Sóstenes Rocha, Enrique Rébsamen,  Victoriano Huerta y el porfirista ministro de la Guerra, Pedro Hinojosa. Dice el diario que Manuel Romero Rubio era el gran Maestre del Consejo de Caballeros Kadosch. Romero Rubio era el suegro de Porfirio Díaz, casado con su hija Carmen desde noviembre de 1881.

Si en una reunión de masones de los grados 30 a 33 Rébsamen sólo alcanzaba a formar parte de una comisión administrativa indicaba, muy probablemente, que tenía el grado más bajo entre los presentes, el grado 30, llamado precisamente Kadosch. Ignoro si después obtuvo algún grado superior. Victoriano Huerta, conocido entre sus críticos con el tímido y trémulo apodo de El Chacal, era, por supuesto, el que sería promotor del asesinato de Madero en 1913, y tanto Madero como Victoriano Huerta eran masones. A la masonería tradicional no le gusta saber esto. Nacido en 1845, Huerta tenía 45 años de edad en 1890.

A fines de 1889 y principios de 1890 Rébsamen asistía al Primer Congreso Pedagógico que convocaba el presidente Porfirio Díaz en la ciudad de México. Rébsamen asistía como representante estatal de Veracruz enviado por el gobernador Juan de la Luz Enríquez. La mesa directiva del congreso quedó integrada por Justo Sierra como presidente y Rébsamen como vicepresidente. 

Portada del libro Juan de la Luz Enríquez, 1942. 
Un librito de 56 páginas firmado por cierto B. Santos y fechado en 1942, mismo que tengo a la vista, describe la capilla ardiente de Enríquez cuando su muerte en 1892, y describe, a la derecha del túmulo, el lábaro de la logia Verdad número 67 de la que Enríquez era venerable maestro. 

Enríquez fue el mecenas de Rébsamen a fines del siglo XIX a como a principios del siglo XX Heriberto Jara lo sería del escritor Maples Arce. 

Así, es probable también que Rébsamen ingresara a las logias, ya en territorio mexicano, por influencia del propio Juan de la Luz Enríquez.

Twitter @Logiasymasones
Resumen tomado de mi libro 
La masonería en la presidencia de México.

  




domingo, 3 de septiembre de 2017

El vértigo de las listas

El vértigo de las listas
Wenceslao Vargas Márquez

En uno de sus relatos el escritor semipornográfico (y sucio) Charles Bukowski hizo una curiosa crítica de las colas o filas de espera. Propuso, para remediar su tardanza y lentitud, que en las oficinas hubiese uno o dos o tres o muchos empleados para atender a un solicitante. El mundo se pondría al revés, dijo, porque no habría filas de ciudadanos para que las atienda un empleado, sino filas de empleados para atender a un ciudadano. Que hagan cola los empleados, fue su paradójica solución. Este curioso párrafo en su relato El doctor nazi, de 1973, es digno de que lo escribiera Chesterton.

Entiendo que las listas son filas congeladas en el tiempo. Creo que las filas son móviles, las listas están fijas. El semiólogo italiano Umberto Eco hizo un análisis de lo que son las listas principalmente en el mundo occidental. Uno hace listas a toda hora: listas de libros, listas de futbolistas, listas de arbitrariedades. Eco escribió El vértigo de las listas

Escribió Eco: “La lista es un género literario más extendido de lo que se cree. Cuando intenté reunir en una antología listas célebres para el libro El vértigo de las listas (2009), que me encargaron para comentar un mes de acontecimientos de varios tipos que el Louvre había dedicado a ese argumento, me di cuenta de que podía usar sólo una pequeña parte de la incalculable serie de grandes y célebres listas que aparecen en la historia de las distintas literaturas. Tuve que ignorar muchas, muchísimas las sigo ignorando, y después de que apareciera el libro encuentro siempre alguien que me cita listas maravillosas que yo descuidé”.

Quizá el lector no tenga el dato de que las colas se estudian en las matemáticas superiores como una distribución estadística; se les llama líneas de espera. En la política nacional lo que esperan los observadores es una relación de nombres en la cual hallar el tapado presidencial del momento, esperan que se le haga el favor de darles una lista. Una lista simplifica el problema y su análisis.

Hace poco un senador del PRI hizo lo que parece la lista final de los aspirantes a la presidencia de México en 2018. Este hecho hizo que se tranquilizaran cuatro pero, lástima, que se alborotaran cuarenta. No es la primera vez que en los tiempos modernos algún vocero del oficialismo hace una lista de aspirantes presidenciales. Repasemos las tres únicas listas que en sucesiones presidenciales distintas, la de 1975, la de 1987 y la de 2017, ha presentado el PRI de manera formal o informal a los medios. Otras listas en otros sexenios y destapes las ha conformado la opinión pública sin la intervención de algún vocero oficial u oficioso. Otros han sido destapes directos sin preámbulos ni listas.

Hace 42 años un tabasqueño, Leandro Rovirosa Wade, tranquilizó a seis, y alborotó a sesenta, con la lista final de aspirantes presidenciales que inopinadamente lanzó a la prensa desde el ejido La Nopalera, en Morelos, terrenos que serían de la universidad estatal. El 11 de abril de 1975 Rovirosa, secretario de Recursos Hidráulicos de Echeverría, candidateó a Mario Moya Palencia, Hugo Cervantes del Río, Porfirio Muñoz Ledo, Augusto Gómez Villanueva, Carlos Gálvez Betancourt y José López Portillo.

Por alguna extraña razón tanto Jorge G. Castañeda como Echeverría hablan de una lista de siete personas, pero fueron seis. Echeverría le dijo a Castañeda, para el libro La herencia, que no fue indicación suya el que Rovirosa hiciera o publicara la lista. Castañeda acepta (p.351) que la lista fue “probablemente espontánea”. Le dijo también Echeverría que hubo después una lista de cuatro finalistas: López Portillo, Moya Palencia, Muñoz Ledo y Gálvez Betacourt. Luego, López Portillo fue el candidato final sin opositor registrado, y presidente de la república.

La segunda lista se redactó en 1987. Los seis en orden alfabético fueron: el regente del Distrito Federal, Ramón Aguirre; el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett; el de Energía y Minas, Alfredo del Mazo; el procurador general de la República, Sergio García Ramírez; el secretario de Educación Pública, Miguel González Avelar; y el de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas (de 39 años) y fue redactada a mediados de agosto de 1987, más o menos en los tiempos políticos homólogos en que se hizo por Gamboa Patrón la del 2017. Abril de 1975 y agosto de 1987 tiene su equivalente cronológico en abril y agosto de 2017. El senador Gamboa Patrón se retrasó respecto de la primera pero coincidió con la segunda.

Ahora veamos si el PRI está retrasado respecto del mes de destape en comparación con los precedentes. En septiembre fueron los destapes de Ruiz Cortines en 1951, de López Portillo en 1975 y de De la Madrid en 1981. En octubre el de Echeverría en 1969. En noviembre los de López Mateos en 1957 y Díaz Ordaz en 1963. En la primera semana de noviembre han sido los destapes más tardíos. Los más tempranos, los de Ávila Camacho y Alemán. El destape de Ávila Camacho fue en febrero del 1939, siete meses antes del quinto informe: el 22 de febrero de 1939 el Consejo Extraordinario de la CTM ofreció la candidatura al general Ávila Camacho. La de Alemán fue en mayo de 1945, cuatro meses antes del quinto informe.

Hoy el debate es la lista del senador Gamboa conformada por Osorio Chong, Aurelio Nuño, Antonio Meade y Narro. Se supone que bajo los dictados del cariño político Nuño sería el elegido por Peña (y por el expresidente Salinas que vería en Nuño su réplica de llegar a la candidatura antes de cumplir los 40). Es segunda vez que hay un enlistado como titular de la SEP. En la lista de Rovirosa en 1975 no estuvo Bravo Ahuja, pero en la de 1987 sí estuvo González Avelar, sin olvidar que, sin lista de por medio, Zedillo llegó a la presidencia en 1994 con antecedente en la SEP. López Obrador ha dicho que el candidato del PRI será Meade, y en las últimas horas ha dicho que quien crece más últimamente es Osorio Chong.

En el último medio siglo estas son las tres listas de candidatos presidenciales del PRI, partido que no ha decidido en 2017 quién será su candidato pero ya decidió quien lo será en el PAN: Margarita Zavala; Anaya y Moreno Valle han sido bombardeados y prácticamente descarrilados. En Morena la lista es pequeñísima (permítanme un neologismo, es una nanolista). En teoría de conjuntos es un conjunto unitario, un solo candidato  que va por su tercera oportunidad. En el PRD nadie contesta a pesar de que toqué el timbre con insistencia. Creo que nadie hay en el edificio.

Estas son las listas hasta hoy.  Dijo Eco en 2009 al elevar a las listas a una categoría de género literario: “De este modo, se afirma que la lista no es tan sólo un dispositivo lúdico, juego literario, sino más bien una forma de conocimiento, o sea de desconocimiento, una crisis del saber establecido. Por consiguiente, es una forma retórica a la que acercarse con el máximo respeto. Algo que hemos intentado en el día de hoy, a pesar de no poder hacer nada más que, para ulteriores pruebas, remitirles a un etcétera”.

Twitter @WenceslaoXalapa