domingo, 24 de agosto de 2014

Un siglo con Julio: cronopio para armar

Un siglo con Julio: cronopio para armar
Wenceslao Vargas Márquez

Se cumplen cien años de que se encuentra Julio entre nosotros. Seguro que él bromearía que desde 1984 sólo en sus libros. Cortázar nació hace un siglo, en agosto de 1914. La vida política de México transcurría entre los Tratados de Teoloyucan y la Convención de Aguascalientes, período donde los revolucionarios se asesinaban con confianza: solamente entre amigos; habían sacado del escenario al porfirismo. 

En Europa surgía de las trincheras la Primera Guerra Mundial con el balazo que estallaba sobre el emperador Francisco José en Sarajevo. En Bruselas, Bélgica, nacía Julio Cortázar, de raíces argentinas, quien sería uno de los más grandes escritores universales y que, al igual que el argentino Borges, nunca recibiría el premio Nobel.

1914 fue también el del nacimiento de escritores como Octavio Paz y del elegante y cerebral Adolfo Bioy Casares. Bioy y Borges son la inteligencia escrita, García Márquez es un volcán verbal; Pablo Neruda insiste en dos palabras: copas y raíces; Borges insiste en otras dos: laberintos y espejos. Cortázar, en otra tesitura, nos provoca con relatos y novelas que frecuentan otro par de ideas: juegos y rompecabezas. Cortázar es el hacedor de juegos literarios que desafían la imaginación como nos desafía un rompecabezas puesto sobre el mantel de la mesa y que hay que armar leyendo:
Mi ejemplar de Rayuela.
Como es sabido, Rayuela es un enorme rompecabezas que descansa en una novela que se puede leer de dos formas: 1) como Dios manda desde la página uno a la mil quinientos o 2) siguiendo un tablero de dirección que el autor nos brinda para seguir otra trama mediante un equivalente del juego de mesa serpientes y escaleras que exige empezar a leer ¡en el capítulo 73! Mi ejemplar es de Bruguera y tiene 640 páginas. 

Julio Cortázar fue un gran aficionado a los palíndromos, esas frases que se pueden leer de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante como si nada. 

En la primaria nos enseñaban el clásico 'Anita lava la tina'. 

En cierto cuento Cortázar usa como epígrafe un palíndromo  prodigioso 'Adán y raza. Azar y nada'. 

En ese relato un personaje construye el palíndromo 'Atar a la rata', en singular. Luego alguien juega a construir el plural 'Atar a las ratas' que de reversa ya no es un palíndromo pero el juego cortazariano hace que salte de entre las letras un peludo y espantoso animal, 'Satarsa, la rata' que da título al extraordinario cuento 'Satarsa'. 

Por cierto que los palíndromas tienen sus hermanos numéricos en los capicúas; 2002 es capicúa (bit.ly/2MAwd0M).

Mi ejemplar de 62
Los lectores y los especialistas (categorías con frecuencia incompatibles) disputan las posibles clasificaciones de la obra. ¿Cuento, relato, o mejor nos divertimos leyendo sin taxonomías innecesarias? Esta última era la respuesta de Julio. 

En otra novela el desafío aparece desde el título de la novela 62. Novela para armar. ¿Dónde ponemos a La vuelta al día en ochenta mundos? ¿Dónde ponemos Último round? Son catálogos de frases, figuras, fotografías, recortes. Cortázar quiere que el lector ponga a trabajar las pequeñas células grises de las que habla Poirot, el detective de Ágatha Christie.

Mi ejemplar de Último Round

En el cuento La puerta condenada los habitantes de un hotel oyen el llanto de un niño en la habitación donde se hospeda una mujer sola y que batalla con arrullarlo. Una cierta mañana la mujer ya no está -se entiende que se va con el niño. El narrador omnisciente -Cortázar- da ambigua cuenta del hecho, pero nos depara un terror helado con las frases finales cuando Petrone, ya sin la vecina y sin el niño en el hotel, vuelve a escuchar a través de la puerta condenada el llanto infantil interminable. 

Nos dice: "Y cuando mucho más tarde lo oyó (...), por encima del miedo, por encima de la fuga en plena noche, supo que estaba bien y que la mujer no había mentido, no se había mentido al arrullar al niño, al querer que el niño se callara para que ellos pudieran dormirse". 

A mi juicio, La puerta condenada, de Cortázar es superior por su profunda brevedad a Otra vuelta de tuerca, de Henry James. 

En Casa tomada una pareja nota como la casa en que viven es ocupada cuarto a cuarto, espacio a espacio, pasillo a pasillo, por alguien, por algo. El lector debe resolver el enigma, abierto a todas las discusiones posibles.
Mi ejemplar de Historias...
Julio Cortázar no ha regalado textos que nos retan desde el título. Instrucciones para llorar, Instrucciones para matar hormigas en Roma

En el párrafo inicial de Instrucciones para subir escaleras leemos Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular”. Por el centenario que se conmemora este 26 de agosto y por razón de estos títulos, un analista boliviano escribió ‘Instrucciones para recordar a Julio Cortázar’, título que me parece excelente.

Cortázar nos depara en sus libros invenciones como los cronopios, los famas y los esperanzas. Los cronopios son seres verdes y húmedos. Inventa seres e inventa palabras de alguna manera como también la novela La Naranja Mecánica inventa las suyas por su autor Anthony Burgess en el mismo 1962 en que se publicó ‘Rayuela’. Cada quien su enfoque. Cortázar para jugar con el lector y hacerle guiños; Burgess porque violentos adolescentes usan en sus fechorías un vocabulario encubridor que sólo ellos entienden. 

El desafío de hoy es la lectura de Cortázar y no sólo el recorte de frases supuestamente de Cortázar pero de dudosa procedencia. Dice un crítico que debería tomarse a ofensa pretender conocerlo (a él o a cualquier otro autor) con la moda de usar sólo memes y parrafitos de 140 caracteres.

Julio nació hace cien años.  ¿Cómo nos habría saludado? Con una frase propia, impecablemente cortazariana, ininteligible para cualquier ajeno que jamás haya sido aunque sea por breves instantes un verde y húmedo cronopio. Nos habría mirado con fijeza y habría pronunciado sentencioso una frase absolutamente suya: 

-Buenas tardes, fama. Tregua catala espera.

Twitter @WenceslaoXalapa

viernes, 8 de agosto de 2014

Maximiliano de Habsburgo, ¿masón?

MAXIMILIANO Y EL RITO ESCOCÉS
Wenceslao Vargas Márquez

Hace siglo y medio, el 27 de diciembre de 1865, bajo la protección del Imperio de Maximiliano y de la intervención francesa se fundó en México el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Maximiliano declinó dirigirlo o pertenecer a él. Había nacido en Austria en 1832. Fue Emperador de México desde mayo de 1864 a mayo de 1867, tres cortos años. Abordaremos la discusión bibliográfica acerca de si fue o no masón aunque las ausentes evidencias obligan a inclinarse por la negativa, como con Hidalgo y Morelos de los que tampoco hay pruebas de que hayan sido masones.

Iniciemos anotando el único lugar en la bibliografía donde se afirma que Maximiliano fue masón y enseguida anotemos algunas refutaciones: 

Richard E. Chism (en su libro Una contribución a la historia masónica de México) afirma que Manuel Basilio da Cunha Reis, instalador del Supremo Consejo escocés establecido el 27 de diciembre de 1865 afirmaba que Maximiliano era masón del grado 18 y es el único testimonio bibliográfico escrito acerca que he encontrado de un grado masónico para el emperador. La afirmación es interesada porque Cunha Reis quería hacer negocios ferrocarrileros con el emperador, negocios que a la postre haría con Juárez. Es probable que en Da Cunha, citado por Chism, se apoye Jean Pierre Bastian (en Los disidentes, sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911, FCE-El Colegio de México) para mencionar, de pasada, a Maximiliano como ‘miembro de la masonería’, afirmación que es difícil de sostener por lo que veremos.

Veamos ahora las negativas: El primer autor de nuestra lista que niega a Maximiliano como masón es Lorenzo Frau y Abrines quien en el cuarto tomo de su Diccionario Enciclopédico de la Masonería no enlista a Maximiliano de Habsburgo. 

José María Mateos (En Historia de la masonería en México, 1884) simplemente consigna el nacimiento del Rito Escocés y la negativa de Maximiliano a pertenecer a él. Maximiliano declinó pero solicitó que en representación suya los Federico Semeleder, su médico, y Rodolfo Günner, su chambelán, se incorporaran al naciente rito y así fue, se recibieron masones y fueron elevados ‘inmediatamente’ al grado 33.
Mi ejemplar de Mateos

Por separado, con datos investigados por el académico Konrad Ratz (en su libro Querétaro, fin del segundo imperio mexicano, 2005) se concluye también que Maximiliano no era masón. Ratz recupera afirmaciones de un militar apellidado von Gagern que fue contemporáneo de Maximiliano

Un perfil de Gagern lo proporciona el propio Ratz: Prusiano liberal y masón, de origen alemán (1826-1885), mexicano adoptivo, fue profesor en el Colegio Militar de Chapultepec. Dejó familia en México. El pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen decidió su viaje a México casi seguramente por el conocimiento que tuvo en Europa de la obra escrita por Gagern. Seguimos la narración de Ratz:

Mi ejemplar de Chism

Martes 28 de mayo (de 1867). Carlos Von Gagern, que ha luchado como coronel en el ejército sitiador del general Escobedo, visita a Maximiliano. Cuenta (Von Gagern) en sus memorias: 

"Traté de darme a conocer como miembro de la fraternidad masónica por medio de las señas usuales. Pero mis señas no fueron correspondidas. Más tardé mezclé en la conversación expresiones masónicas, y le dije, que se olvidara de mi uniforme, viendo en mí solo una persona que no solamente tendría mucho gusto en ayudarle sino que estaba moralmente obligado a hacerlo. Maximiliano me agradeció cordialmente, sin embargo, no mostró con una sola palabra que hubiera comprendido mis insinuaciones masónicas".

Continúa Ratz: “Gagern sabe ahora a ciencia cierta que Maximiliano no es masón. No sabemos si Gagern revela su saber directa o indirectamente al gobierno republicano, siendo poco probable que tal noticia influyera en el resultado del juicio”. 

Ratz se apoya tanto en Gagern como en el biógrafo imperial Conte Corti. Aquí me atrevo a detallar la afirmación de Konrad Ratz de que las Memorias de Gagern no han sido traducidas del alemán original. 

La visita del examinador masónico aparece también (*) en Samuel Basch, Recuerdos de México, Erinnerungen aus Mexico, Geschichte der letzten zehn Monate des Kaisserreichs, que puede hallarse en español en El sitio de Querétaro, colección ‘Sepan Cuantos’ de editorial Porrúa, ejemplar 81, y de esa editorial es mi ejemplar.

(*) Puntualizo aquí que en el original de este texto anoté que eran las Memorias de Gagern las que aparecen en Porrúa cuando son los Recuerdos (Erinnerungen) de Basch. Lo que quise fue puntualizar que en AMBOS libros (de Gagern y Basch) aparece la visita de Gagern a Maximiliano¨de Habsburgo en su prisión de Querétaro. Así lo escribí en mi libro La Masonería en la Presidencia de México, p. 125: "La visita del examinador masónico aparece TAMBIÉN en Basch (Recuerdos de México)". Las Memorias de Gagern efectivamente no están en español, tal como afirma Konrad Ratz acertadamente, o al menos yo no las he hallado). Me disculpo por la errata. Gagern escribió Todte und Lebenden: Erinnerungen, que conserva en el título similitud con Samuel Basch (la palabra alemana Erinnerungen).

(No he sido el único en tropezar con la palabra alemana y la interpretación. En La Palabra del Poder, la vida pública de José María Tornel (1795-1853) una historiadora de la UNAM también tropieza. En vez de Erinnerungen escribe "Grinner Ungen" refiriéndose al mismo libro de Gagern. Tropiezos del oficio ante el idioma extraño).

La errata de la seria y sólida historiadora. (Estamos empatados).  

En alemán y en bellísima (pero enredada) letra gótica tengo un ejemplar de Todte und Lebende fácilmente localizable en la red por quien guste tecleando las palabras apropiadas para hallarlo en formato PDF. No lo he hallado tampoco en inglés. Aquí la portada exornada por un epígrafe misterioso: Meminisse juvat. Significa en latín: Es útil recordar:



Después de los testimonios escritos e históricos de von Gagern (vía Ratz) y de Resseguier (vía Conte Corti), reforcemos la imposibilidad de una Maximiliano masón recordando las palabras de la Asamblea de Notables del 10 de julio de 1863 donde doctrinariamente ese cuerpo colegiado mexicano -que eligió la monarquía y a Maximiliano como emperador- se declara contra las logias, la masonería y la república. Dijo la Asamblea de Notables entonces:

Se hizo más honda la división que antes existía entre los ciudadanos, y se exacerbó más el odio encarnizado de las banderías políticas que empujadas ocultamente por los Estados Unidos(…) se reunieron al fin en logias bajo las denominaciones de escocés y yorkinos, para aumentar los medios de su mutua destrucción con el puñal y con el veneno (...) Vosotros, señores, lo sabéis y lo sentís: en México nunca puede recordarse el tiempo ominoso en que extendieron su dominio las sociedades secretas, (…) A las logias igualmente corresponde la ignominia, que sería inicuo hacer recaer sobre el espíritu nacional, de la ley de expulsión de españoles, bárbara e injusta.”

Ese era el tono antimasónico de la asamblea que llamó a Maximiliano al poder. ¿Los Notables mexicanos habrían aceptado a un emperador masón? La respuesta es no

¿Maximiliano fue Justo Armas?



Entrada muy resumida tomada de mi libro. 

TEXTO COMPLETO EN 
LA MASONERÍA EN LA PRESIDENCIA DE MÉXICO