Hambre y sed de justicia
Wenceslao Vargas
Márquez
Era el 23 de mayo de 1893. En esa fecha publicó el diario católico El Tiempo, de la Ciudad de México, una nota titulada Paz mecánica, confesiones de don Justo Sierra; en nuestro idioma estaba desapareciendo la voz interviú-interview pero se mantenía el anglicismo acentuado repórter: Al investigar si habría en México alguna influencia política del expresidente (1880-84) Manuel González, fallecido en abril, dijo el diario:
“Entrevistado, como hoy se dice, por un repórter, para que diera su opinión
sobre si hubo o no en México partido gonzalista, no se limitó a contestar que
sí o no, como Cristo Nuestro Señor nos enseña, sino que se extendió en ciertas
consideraciones políticas de actualidad, que pueden formar un verdadero
programa de oposición al gobierno del General Díaz. Juzguen si no nuestros
lectores. Habla D. Justo Sierra”.
Justo Sierra: Hambre y sed de justicia en 1893 |
Lo
más importante de la entrevista fue el escándalo por lo que dijo enseguida: “Y
para ello (educación y libertad, W) consideramos un medio de imponderable
eficacia la justicia. De ella tiene hambre y sed esta sociedad”. Luego el
diario católico opositor comenta acerca de las declaraciones de Sierra y hace
un listado numerado de los puntos más importantes dichos por él. En el octavo punto
reprodujo El Tiempo unas palabras de
Sierra que se convirtieron en una bomba: “La sociedad mexicana tiene hambre y
sed de justicia”, una frase que provocó un escándalo nacional, una verdadera
tormenta política.
A
fines de año, en diciembre del mismo 1893, Justo Sierra, en la cámara de
diputados añadió: “Soy yo, señores diputados, quien hace algunos meses dijo que
el pueblo mexicano tenía hambre y sed de justicia; todo aquel que tenga el
honor de disponer de una pluma, de una tribuna o de una cátedra, tiene la
obligación de consultar la salud de la sociedad en que vive, y yo, cumpliendo
con este deber, en esta sociedad, que tiene en su base a una masa pasiva, que
tiene en su cima un grupo de ambiciosos y de inquietos, en el bueno y en el mal
sentido de la palabra, he creído que podría resumirse su mal íntimo en estas
palabras tomadas del predicador de la montaña: “hambre y sed de justicia”. Y
Sierra revivió la tormenta.
De
Mateo 5 es la cita sobre el hambre y la sed de justicia, y también de Mateo 5 la
indicación de hablar con respuestas claras, que se responda sí, sí, o no, no. En
el mismo diciembre de 1893 Sierra añadió: “hay cuatro quintas partes de
mexicanos que no tienen derechos: quiere decir que una gran masa de la
población mexicana no ha encontrado justicia todavía”.
Hubo un día, en 1994,
que el fallecido Luis Donaldo Colosio pronunció la misma frase y sus seguidores
dijeron que el candidato fue asesinado por pronunciar tan original frase, misma
que desafiaba al presidente en turno. Esa fue uno de los soportes de la ociosa teoría
del complot sobre su muerte. La frase, como vemos, nada tuvo de original en
labios de Colosio.
De
la época de Justo Sierra, 1893, hasta la fecha, ha pasado mucho más que un
siglo de agua bajo el puente y la cosa pública y la realidad social en México no
son sustancialmente distintas a la narrada entonces. Lo digo en términos de la
cantidad de miserables que hoy viven en México sin tener qué comer. Pasó toda
una revolución y se creó, desde el poder, un partido político para
administrarla.
En su momento, el calamitoso expresidente López Portillo llamó a los mexicanos a administrar la abundancia. Quedó todo en inflación y desastre, desastre e inflación que pretendieron corregir sus sucesores en la presidencia, todos del PRI, metiendo tijera a todo, hasta el cambio de 2000 en que por doce años gobernó el PAN. Se fueron el PAN y su docena tragicómica, y volvió el PRI con el discurso técnico de las reformas estructurales que de inmediato firmó el PAN (y un simbólico PRD).
En su momento, el calamitoso expresidente López Portillo llamó a los mexicanos a administrar la abundancia. Quedó todo en inflación y desastre, desastre e inflación que pretendieron corregir sus sucesores en la presidencia, todos del PRI, metiendo tijera a todo, hasta el cambio de 2000 en que por doce años gobernó el PAN. Se fueron el PAN y su docena tragicómica, y volvió el PRI con el discurso técnico de las reformas estructurales que de inmediato firmó el PAN (y un simbólico PRD).
Hoy
el candidato oficial es un técnico que es hijo político tanto del PRI como del
PAN pero, por conveniencias recíprocas, dice que no pertenece a ninguno. Es
notorio que el PRI llegó a un extremo tal de desgaste que para ser competitivo
en las elecciones presidenciales de 2018 debe nominar a un candidato que no sea
formalmente de sus filas. No lo es formal pero lo es factual.
El
PRI no halló en todo el horizonte nacional a ningún hombre y a ninguna mujer militantes
que pudiese representarlo con decoro en los comicios, ni en los presidenciales
ni en los de la Ciudad de México. Abanderan a externos: Meade y Arriola. De ese
tamaño es la crisis del numéricamente más importante y experimentado partido
político de México. Su gran fortaleza es su unidad, su disciplina, y el
silencio mecánico de sus militantes a lo que venga y se ordene desde arriba.
Esto, que es virtud en el PRI y sus seguidores, no puede ser pecado en Morena y
los suyos o Nueva Alianza y los suyos.
Colosio: Hambre y sed de justicia en 1994 |
Pero volvamos a Meade. Es el hijo político de los dos partidos que han (co)gobernado México en los últimos 88 años (desde 1929, y desde el ingeniero Ortiz Rubio, señalado por sus críticos con el vegano y ecológico apodo de El Nopalito) y que ha generado 54 millones de pobres con 10 millones en pobreza extrema. El 7 de diciembre último dijo el Coneval que de acuerdo con las cifras de pobreza municipal de 2015, dadas a conocer ese día, más de la mitad de los mexicanos en mil 931 municipios, el 78 por ciento de los 2 mil 457 municipios en el País, vive en situación de pobreza. Esa es la realidad oficial. ¿Y la realidad real?
¿Habría
garantías de que Meade sería el presidente que hará por la redención social
mexicana lo que los dos partidos a los que ha servido no han hecho en 88 años?
¿Habría garantías de que Meade haría suya la crítica del predicador de la
montaña, la de Mateo 5, la crítica de Justo Sierra de 1893 y la de Colosio de
1994, justo un siglo después? Vemos muy complicado dar una respuesta positiva
para un México que lleva cinco siglos con hambre y sed de justicia (algo
sabemos de eso en carne propia), vemos muy complicado que Meade deje de ser el hombre por el
que apuestan los económicamente poderosos para seguir acumulando riqueza.
El candidato oficial es también hijo de la
cábala del número 27 que es el número que prefiere el presidente según los más
cercanos observadores de sus gustos y costumbres. Se hizo público con mucha
anticipación que sería ‘destapado’ el día 27 y así ocurrió. Para ganar,
cualquier candidato debe estar en la banda del 30-35% en la votación.
Corre
el albur (la frase es de Borges hablando del Wakefield de Nathaniel Hawthorne que Doctorow perfeccionó para una película homónima), corre
el albur el candidato oficial de que así como corrió en su favor la cábala del
27, la misma cábala corra en su contra en julio de 2018 y concluya su votación
con un cabalístico 27%.
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@WenceslaoXalapa