domingo, 25 de septiembre de 2016

Iturbide y la sacra bandera

Iturbide y la sacra bandera
Wenceslao Vargas Márquez

Sé que me excedo en la analogía, pero debe aceptar el lector que las comparaciones son, a veces, más tediosas que odiosas:

Saulo (en Hechos 22) recibía el mandato de perseguir cristianos para el castigo, por heterodoxos. 

“4) Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y a mujeres, 5)  (…) e iba a Damasco para traer presos a Jerusalén aun a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 6)  Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo”

Y esa luz transformó a Saulo, y declaró amigos a sus enemigos y se convirtió a las enseñanzas de Cristo; aún ignoramos cuánta influencia hubo aquí para el rumbo del cristianismo y la marcha religiosa de Occidente. Es la conversión de Saulo en el camino de Damasco.


Iturbide, nacido un 27 de septiembre, perseguía, por heterodoxos, a insurgentes a nombre del gobierno virreinal y viajaba al sur para traerlos a México a un merecido castigo. En el camino al sur, para combatir al insurgente Guerrero, aconteció que declaró amigos a sus enemigos y dio el viraje decisivo para que se lograra la independencia política de México respecto de España. 

Vigorosos solecismos de bronce en los parques (sin el adjetivo en plural, la frase es de Thomas Carlyle) han hecho de Hidalgo el héroe de nuestra independencia política.

Realmente no hay elementos para afirmar que la independencia de México la hizo Hidalgo. Hidalgo comenzó en 1810 una lucha que en 1821 no tenía ya futuro militar aunque Guerrero y Victoria siguieran con guerrillas. 

Con la muerte de Morelos y con los métodos atroces de Calleja y su espada, más los métodos suaves de Apodaca y sus indultos, la insurgencia perdió vigor. Iturbide iba rumbo a Damasco a cazar enemigos cuando cambió el rumbo de nuestra historia al planear el diálogo con Guerrero en Acatempan, Teloloapan e Iguala. Es el constructor de la independencia desde cero.  

Iturbide fue borrado de nuestra historia oficial. Es tan maldito como Santa Anna o como Huerta. Erróneamente el conteo de nuestros años de independencia respecto de España parten de 1810 cuando deben contarse desde 1821 en que la independencia se consumó materialmente, e incluso desde 1836 en que España por fin la reconoció con la muerte de Fernando y el ascenso de Cristina al trono español.

Borraron a Iturbide de nuestra historia y del himno nacional que mandó hacer Santa Anna en 1854 (himno donde Santa Anna también tuvo su renglón como “el guerrero inmortal de Zempoala”). 

Dice, sigue diciendo, la prohibida estrofa VII: “Si a la lid contra hueste enemiga,  nos convoca la trompa guerrera,  de Iturbide la sacra bandera,  mexicanos, valientes seguid.  Y a los fieles bridones les sirvan las vencidas enseñas de alfombra; los laureles del triunfo den sombra  a la frente del bravo adalid”. Prohibido cantarla bajo pena de 36 horas de cárcel.

Es dudoso que Iturbide haya pertenecido a la masonería. En su lista de masones prominentes, Lorenzo Frau (en su Diccionario Enciclopédico de la Masonería), hace aparecer a Iturbide en el primer lugar cronológico como masón. Othón Arróniz, en su obra Los Tratados de Córdoba (2010), analiza la influencia de la masonería en esos tratados entre O’Donojú e Iturbide en 1821 para consumar la independencia. Cita a Primitivo Ibáñez quien menciona a Iturbide como masón en su obra La masonería y la pérdida de las colonias (Burgos, 1938). 

No hemos podido revisar directamente la obra de Ibáñez. Escribe Arróniz acerca del tratado de Córdoba, Ver., de 1821: 

Algún liberalista sugirió que este encuentro en el Portal de la Gloria cordobés había sido, por debajo de las apariencias, un rito masón entre dos grandes personalidades de las Logias hispanoamericanas. No hay ningún documento que nos permita afirmarlo”. 

Efectivamente, ningún documento hay, como ningún documento tenemos del caso de Hidalgo o de Morelos. No sabemos las fuentes informativas ni de Frau ni de Ibáñez. Por cierto que Arróniz nos da el nombre propio de quien, después de O’Donojú, sería designado por España como nuevo virrey y que nunca pudo viajar a México. O’Donojú no fue el último.

Un  Iturbide masón habría pertenecido al rito escocés (no confundir con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, REAA, existente hasta hoy desde que se reconstruyó en 1865 bajo el imperio de Maximiliano) pues el yorkino se fundó formalmente hasta septiembre de 1825. 

Además, si hubiese sido masón escocés es inexplicable que entrara en conflicto con el congreso de notoria mayoría escocesa, problema que lo llevó primero a la clausura del propio congreso el 30 de octubre de 1822, después a la abdicación de la corona en marzo de 1823 y finalmente al cadalso en Padilla, Tamaulipas, en 1824.

Un autor, Timothy Anna (en El Imperio de Iturbide, Conaculta) refiere la desazón que las logias escocesas provocaban en el emperador. Los últimos meses de 1822 y los primeros meses de 1823, añade Anna,  presenciaron un crecimiento espectacular en las logias antiiturbidistas, escocesas y masónicas, dirigidas por los republicanos que recién habían vuelto: 

Aun cuando la mayoría del ejército era leal a Iturbide a fines de 1822, las logias se convirtieron en centros que estimularon un sentimiento antiiturbidista entre estos oficiales. En suma, el sentimiento republicano recibió un fuerte ímpetu en el periodo inmediatamente posterior a la elección de Iturbide como emperador”.

Es difícil sostener documentalmente a Iturbide, Hidalgo o Maximiliano en las logias. Es relativamente fácil, en cambio, sostener documentalmente la pertenencia a las logias masónicas de Santa Anna o Victoriano Huerta o Carlos Salinas. Iturbide hizo la independencia mexicana, hizo su imperio de un año, adulado por casi todos. Fue derrocado y exiliado a Italia. Volvió y fue fusilado en Tamaulipas en 1824. Murieron fusilados tres héroes (Hidalgo, Morelos, Iturbide) para que México naciera. 

Hoy (sigo de nuevo a Carlyle bajo paráfrasis constructiva) la democracia y las urnas son nuestra resignación porque no hallamos héroes que nos dirijan. Nuestras lánguidas opciones son el PRI, el PAN y el PRD (con sus crematísticos satélites) y Morena

Iturbide fue borrado de la historia, borrado de los vivas del 15 de septiembre, borrado del himno y borrado del mapa: alegando cualquier cosa el gobierno instaló una presa en 1971 (llamada curiosamente Vicente Guerrero) y borró del mapa la región tamaulipeca donde fue fusilado. 

El presidente Luis Echeverría inundó Padilla, Tamaulipas, lugar de la muerte de Iturbide, no para resolver un problema hidráulico, sino para ahogar su recuerdo.

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@WenceslaoXalapa
Resumen tomado de mi libro
La masonería en la presidencia de México