Dos fundamentos para no
evaluarse
Wenceslao Vargas Márquez
La evaluación docente del desempeño para efectos de la
permanencia en el empleo ha sido a lo largo del sexenio una evaluación
fraudulenta. Quienes la operaron desde la SEP y desde el INEE sorprendieron la
buena fe de la sociedad mexicana.
No se necesitan posgrados para saber que
evaluar el DESEMPEÑO de un trabajador es necesario observarlo en su zona de
trabajo y revisar su expediente administrativo abarcando, digamos, unos tres
años atrás. Ninguna de las dos cosas toma en cuenta la evaluación docente del
desempeño para efectos de permanencia en el empleo, y por eso es fraudulenta.
Quiénes la defienden no saben qué defienden.
Negarse a presentarla en este noviembre ya en curso puede justificarse
con dos razones. Una de ellas la justifican los teóricos (Arendt), cuando una protesta
es consciente, pública y no violenta y que se entiende como protesta civil. La otra, que quiero
proponer, descansa en lo numérico para medir la transición que va del castigo
administrativo a la negociación política.
Dicho de otra forma: basándonos en lo
numérico, cómo tener una interpretación para aplicar la desobediencia civil de
manera que no constituya delito. Lo explico de la siguiente forma, es la
segunda de las dos maneras de fundamentarse:
Cuando un alumno líder de su aula (no necesariamente el jefe
de grupo que es regularmente el líder formal), cuando el líder real del salón
propone que se vayan de pinta alguien refuta diciendo que los pueden castigar.
El líder del grupo replica que si se van todos nada pasa porque no pueden
castigar a todos. Esta es la tesis de la propuesta para argumentar lo político
desde lo numérico, pero la detallaremos. Hay una frontera entre el castigo
administrativo y la suspensión del castigo desde la perspectiva de lo numérico,
siendo este número muy relativo y dependiente de las circunstancias:
1) En la pequeña ciudad M un ciudadano bloquea intencionalmente
el tráfico. Es uno, la autoridad lo arresta. En la misma ciudad M cuatro
ciudadanos bloquean intencionalmente el tráfico y el jefe de la policía duda en
aplicar la norma que le permite arrestar a los cuatro. En el momento en que
duda y no aplica la norma entra a la escena lo político.
2) En la populosa capital
P de cierto estado, el lunes, cuatro ciudadanos bloquean y la autoridad lo
arresta; el martes cuatrocientos bloquean y la policía carga y arresta a los
cuatrocientos. El miércoles se plantan dos mil y el presidente suspende la
norma que le permite arrestar y negocia, a pesar de que tiene cuatro mil
policías para cargar contra los dos mil y arrestar.
La frontera numérica no es,
pues, 4 o 400 o 4 mil, sino que se fija cuando se suspende la norma con base en
la presión del número. Entra allí lo político, pero falta algo.
En el ejemplo de los alumnos que se van de pinta el profesor puede
aplicar la norma consistente en reprobar al alumno faltista, y efectivamente la
aplica, lo reprueba. Se entera el subdirector y valida el acto administrativo
que reprime la infracción. Se entera el director y decide suspender la norma y
su aplicación; aquí entra lo político siempre y cuando el supervisor no
pretenda sostener aplicable la norma. En algún punto del organigrama alguna autoridad suspende la norma
Entra lo político la primera vez que se
suspende la norma sin responsabilidad, porque si se suspende pero hay castigo
entonces sigue siendo un tema administrativo al no desaparecer la coacción.
Suspender la norma sin responsabilidad implica que no haya un superior que
coaccione para fincar responsabilidades.
El PRI, como gobierno federal establecido 2012-2018, decidió
aplicar la norma de despedir docentes porque no se evaluaban. Desde la
dirección de la escuela y hasta la presidencia de la república la norma se
mantuvo. Nadie la suspendió en ninguna parte de la larguísima línea de mando y el tema de los despidos se sostuvo en sus límites administrativos. Lo administrativo transcurre sobre la normalidad; lo político irrumpe sobre la excepción.
Hoy, para hacer justicia, el presidente electo López Obrador decide suspender
la norma docente y sus consecuencias y devolverles el trabajo a los despedidos.
Al dejar sin efecto la norma la decisión de Amlo entra en lo político por dos razones: porque
suspende la norma, y porque nadie encima de él hay para que lo coaccione en
sentido contrario. Ejecuta un acto soberano.
Ahora abordemos la decisión de los docentes de si asisten o
no a la fraudulenta evaluación docente supuestamente del desempeño en el actual
noviembre. Pueden y deben dejar de asistir los maestros apoyados en las dos
interpretaciones que ya apuntamos de que negarse a asistir es un acto justo.
Repitamos:
la desobediencia civil para que lo sea debe ser consciente
y pública. Yo añado que debe ser numéricamente representativa para saltar de lo
administrativo a lo político suspendiendo la aplicación de la norma en algún punto del organigrama; la norma
es la ley docente.
Pues bien, la resistencia docente que ya viene
sabrá cumplir con los dos criterios. Será pública y numéricamente significativa
cuando lo docentes se manifiesten en contra de la fraudulenta evaluación y se
nieguen a entrar al campo de concentración (KL) que es el usual gimnasio Omega
en Xalapa. (¿Qué significa KL?)
Pueden y deben negarse los docentes por el bien
de ellos mismos, por el bien de niños y jóvenes, por el bien de México, incluso
por el bien del PRI, pero para el PRI ya es demasiado tarde.
Twitter @WenceslaoXalapa